Guanábanas y chayotes


Esto me pasó hace ya varios meses. Iba manejando hacia la casa de mi suegra, con mi esposa de copiloto, platicando de trivialidades diarias cuando a la orilla de la calle veo un señor con una mesa de madera vendiendo guanábanas (fruta poco conocida en Mexicali), le dije a mi esposa - Has probado la guanábana? - Y ella me dijo que no, asi que decidí orillarme y comprar una.

- Buen dia, cuanto cuestan las guanábanas?
- Hay desde 30 hasta 60 pesos, depende del tamaño
- Deme una de 30 (Le ofrezco un billete de 100 pesos)
- No tengo cambio, no trae un billete mas chico?
- Deje revisar (Encuentro un billete de 20 y completo con monedas gringas de 25 centavos)
- Huy joven, es que yo no le entiendo a esas monedas, no tiene mexicano?

Regreso al carro a buscar dinero y en eso se orilla un carro, un Honda Civic como 2008 o algo así y se bajan un par de sujetos que asumo, eran mexicanos residentes de USA, pochos o algo por el estilo (short de mezclilla todo flojo, camiseta de tirantes, rapados, lentes oscuros, cadenas en el cuello, esclavas, anillos, carro seminuevo con placas gringas). Uno de los sujetos se acerca al vendedor y le dice - Oiga Don, esos son chayotes?

Hahahahaha, se me hizo muy chistoso, en México tenemos una gran variedad de frutas muy sabrosas, lamentablemente en este desierto se conocen muy pocas, en ninguna parte podria conseguir, por ejemplo, una paleta helada de grosella :(

Delicioso manjar

Ebrio (Fragmento de un cuento que no será escrito)


Llegué algo tambaleante a las puertas de mi departamento, fue una suerte que la llave entrara en la cerradura al primer intento, en realidad fue buena suerte que usara la llave correcta en primer lugar. Entré caminando lentamente, pero cada paso que daba, el silencio era roto por la dura zuela de mis zapatos, estabas ahí esperándome, como cada día lo haces desde su partida, estabas muy callada pero tu presencia se sentía por todo el lugar, entre los trastes sucios del "sink" y la ropa regada por los sillones, entre una cama sin tender y cajones vacíos. Me lancé sobre ti para abrazarte y me recibió el beso frío y doloroso del piso del departamento y dos segundos después me sumí en un profundo sueño, donde te veía partir en el momento que ella entraba por la puerta. Como siempre, como cada noche, tu velaste mi sueño, centinela sin voz.....  soledad.
 
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